Pobre de ti

La tierra precursora de mi infancia,
testigo de mis sonrisas y lágrimas
es asesinada sin que nadie vaya a salvarla.
Miro con mis manos rotas a mi alrededor
cómo todo queda en escombros,
todo lo que amaba queda destruido.
¡Pobre de ti, tierra santa!
¡Tú que tanto has sido!
¿Qué fue de tus valores extranjeros?
¿Qué fue de tus escritores y poetas muertos?
Los inmortales mueren en el olvido
del desinterés de mentes muertas,
junto a la muerte de la curiosidad
que dejó vivo al gato.
Mi querido D. Quijote ya no cabalga,
Juan ya no seduce a Inés
que en el convento derruido espera
el renacer de una nación
que nunca fue libre,
mientras maese Pérez toca
un réquiem por el sueño perdido.

1 comentario:

  1. Una maravilla: triste y cierto lo que cuentas, pero bellamente expresado.

    Bss!

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